El camino de la primavera

El pasaje de Lucas 24 del versículo 13 en adelante, lleva por título, “En el camino a Emaús” y el
contexto es el siguiente. Jesús acababa de morir en la cruz cumpliendo la Obra para la que el Padre
le había enviado. Los discípulos estaban desanimados, no acababan de entender muy bien lo que
había pasado, estaban desilusionados porque ya era el tercer día de su muerte y no había resucitado
como pronosticaban las Escrituras. Dos de ellos salían de Jerusalén e iban de camino a Emaús cuyo
nombre significa “primavera” que alude a la esperanza. Ellos aunque iban en el “camino de la
duda” hablando de todo lo sucedido, no sabían que estaban también en el camino de la esperanza,
pues mientras hacían la travesía, Jesús mismo comenzó a caminar con ellos, “pero sus ojos estaban
velados para que no le conociesen”
(v.16). Aquellos hombres tenían su vista puesta en los
acontecimientos presentes tan terribles dominados por la burla, tortura y muerte del Señor. Después
de que le explicaran a Jesús la parte “terrenal y humana” de las circunstancias presentes, le piden al
Maestro que se quede con ellos. Aquí empiezan a cambiar las cosas, y de la vista circunstancial
pasan a la visión celestial.

Cuando estaban sentados a la mesa, que es siempre símbolo de comunión y presencia de Dios,
ocurrió el milagro. Y es que cuando estamos en comunión con el Padre, Él nos revela al Hijo. En
el versículo 31 “los ojos les fueron abiertos y le reconocieron”. Es decir en la intimidad con Dios ya no nos
centramos en la vista (circunstancias puntuales) sino en la visión (algo que nos trasciende y nos
esperanza). Esto es la visión de la revelación. Entonces los discípulos se dieron cuenta de que
“ardía su corazón” mientras caminaban con el Maestro (v.32), porque al lado del Señor está la
energía y la fuerza de la unción. Finalmente regresan a Jerusalén desde su recuperada fe en el
encuentro con Jesús, y nos dice el v.35 que “ellos contaban las cosas acontecidas en el camino”, es
decir había disposición a predicar la Palabra de esperanza. En el encuentro con Jesús, aún en el
camino de la duda, que en realidad era el camino de la esperanza, y en el momento de la intimidad
y comunión de compartir juntos, Dios nos enseña 3 bendiciones de estar en Su presencia:

1. ”Se te abrirán los ojos”, habrá REVELACIÓN.

2. “Arderá tu corazón”, habrá UNCIÓN.

3. “Querrás contarlo”, habrá DISPOSICIÓN.

A veces no vemos al Señor al lado nuestro y caemos en las redes de una vista pesimista y centrada
en las circunstancias presentes, pero aun así, eso no significa que Él no esté siempre a nuestro lado
acompañándonos en el camino, que aunque parezca tortuoso y difícil, nos lleva siempre a la
primavera, a la esperanza puesta por delante de nosotros. Y es sólo en la comunión con Dios donde
la vista es transformada en visión y Dios nos otorga las poderosas armas espirituales de la
revelación, la unción y la disposición.

Medita en estos días en este precioso texto de Lucas 24: 13-35, y reflexiona sobre estas preguntas:

  1. ¿Estoy permitiendo que mis emociones y sentimientos estén siendo dominados por la
    incertidumbre, las consecuencias de la pandemia, los desastres naturales y la crisis global?
  2. ¿Estoy pasando tiempo en la presencia de Dios, leyendo, orando y declarando? ¿O me dejo
    llevar por la intoxicación informativa? Busca organizar tu tiempo y orar cada día de tu vida.
  3. ¿Tengo disposición a hablar de Dios con otros? Él nos otorgó dones y talentos que deben ser
    ejercitados en estos momentos difíciles. ¿Cómo puedes apoyar y bendecir a otros?

J.Varela

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